Mi "derecho a soñar"
La caña ¿equivocada?
Bernárdez
Si para recobrar lo recobrado
debí perder primero lo perdido,
si para conseguir lo conseguido
tuve que soportar lo soportado,
si para estar ahora enamorado
fue menester haber estado herido,
tengo por bien sufrido lo sufrido,
tengo por bien llorado lo llorado.
Porque después de todo he comprobado
que no se goza bien de lo gozado
sino después de haberlo padecido.
Porque después de todo he comprendido
por lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.
Francisco Luis
No me gusta el tipex
Yo nunca lo he utilizado. Lo prometo. Nunca me gustó tapar mis errores y hacer como si no hubiera pasado nada. El tipex es una manera de mentir como otra cualquiera. De esas que utilizamos a lo largo del día, como meter relleno en el sujetador o en los calzoncillos. O como echarnos el flequillo sobre la postilla en una noche de viernes. El tipex nos falsea. Muestra una imagen distorsionada de nuestra realidad. De como nos lanzamos a escribir sin pensar y luego tenemos que tacharnos. Y taparlo con más de lo mismo para que no se vea. Por ello, elijo ver una maraña de tinta a enterrar mis letras bajo tierra blanca y mandar al olvido caracteres. Pido memoria histórica para las palabras que murieron bajo la solución final del tipex. Para las que quedaron sepultadas tras ríos impolutos porque no eran lo suficientemente buenas para vivir con el resto. Solo porque su creador pensó que carecían de contenido y decidió asesinarlas.
Música para las heridas
Another adaptation
A veces creo
que sólo he vivido lo que jugado,
lo que dejo como un legado
de puntos PES sobre la memory card de algún principiante
del gol y del último despeje.
Si mi vida son sólo partidos,
dejad que me recueste en mi consola,
como un rey de cuadrados y R2,
embobado y embebido por la antigua
y noble pérdida de tiempo
que es jugar al Pro.
Como un artesano
dejo correr al extremo
hasta que cae un balón entre sus pies.
Le quito las briznas de hierba y la cal
-por la mañana encontré el mando en la cama-
y me quedo mirándolo,
embebido, embobado mientras viaja al área.
Por la noche,
cuando nuestras Konami Cup´s
son dos peces boqueando,
decido dejar de buscar
el pase al hueco señalado
para mojarme en tu mar de pases de la muerte.
Me insulta
que guardes tanto juego de rol
escondido entre tus libros.
No sé escribir
Yo solo sé mirarte, decir algo y rezar porque sonrías. Aguantar esa décima mientras mi voz viaja a tu oído y ver como gano. Eso sí se hacerlo. Y me encanta. Amo esa sensación. No cambiaría la capacidad redactora de los grandes literatos por mi capacidad para hacerte sonreír. Para arrancarte una sonrisa. Verte reír es mucho más satisfactorio que verme reflejado en un magnífico texto mío. No sé que se siente cuando uno lee algo suyo y se enorgullece por completo. Supongo que será grandísimo o quizás esa sensación no exista por culpa de la autoexigencia del artista literario. Pero si sé que es hacer reír y darme la enhorabuena por poder o saber hacerlo. Hacértelo. Por eso creo que lo mío también es arte. Otras artes. Artimañas para desarmarte y poder ver de nuevo tus dientes en armonía con tus labios abriéndose. Mostrando el esplendor tu cara. No existe nada más bello que alguien riéndose. Que tú riéndome. Y con saber esto, hoy me basta. Mañana ya veremos, miarma.
Mis sabias de verano
- (Mientras hacen un crucigrama después de comer). Mira, tienes que estudiar mucho porque la sabiduría es el mejor tesoro que podrás tener.
Becquer, mármol y tú
From Caleta to sky
Jardinero de poca monta
Ilusiones miópicas
Y la ilusión me viene a la cabeza hoy. Me imagino mi futuro próximo y se me esboza una sonrisa de orejona a orejona. Y eso que me queda un mes de estudio complicado. Pero el estudio no tumba mi ilusión. Tengo ilusión: por una nueva temporada, por las nuevas compañías, por un nuevo curso con proyectos, por un viaje a Chile que hago en Septiembre, por el etcétera que no todavía no sé y que me sorprenderá (seguro que) gratamente a la vuelta del bloque. Además es una ilusión acompañada por esa bella incertidumbre que se acompaña de esperanza y confianza. Quizás sea una ilusión que proviene de iluso, pero no me importa. Iluso es un estado placentero y feliz. Un incomprendido que vaga entre sus nubes.
Y a mi ilusión hay que ponerle música con un hit de hace tiempo de un grupo olvidado injustamente. La Cabra Mecánica vuelve y lo hace a mi blog por la puerta de la ilusión y de los ilusos orgullosos. Dale Lichis.
Hotel Megane
Es curioso como el hombre pone a prueba su cuerpo sin razón. O a lo mejor había razones, aunque a uno le cueste reconocerlo. Las razones de siempre. Las que a uno le hace coger carretera y toalla y plantarse donde haga falta. El motor del mundo no sé nombrarlo, pero sé que funciona. Aunque tenga problemas de manguitos, sigue tirando. A ver donde nos lleva...
En otro orden de cosas tengo que decir que el litro de whisqui circula aún por mi cuerpo. Lo noto viajar por las venas obstruidas por sandwiches del carrefú. Mi forma de beber asusta. Porqué negarlo. Asusta. Bastante. Pero ver las caras de la gente tampoco tiene precio. Aunque uno se pueda sentir como una atracción de feria bebiendo los cubatas en 2 o 3 segundos, uno nota la admiración en sus miradas. Admiración. Tampoco tiene sentido esa admiración. Y lo peor es que paro porque el lote es compartido. En el fondo soy un trozo de pan. Un pan revenío, pero pan. Bueno se me fue la olla. Empecé este párrafo filosofando sobre el hombre y sus límites, y he acabado declarando mis problemas con el alcohol. Es lo que hay...
Tampoco sé (o si) porque pongo este vídeo. Pero lo pongo. No busco respuesta (o si). No lo sé... Cada vez sé menos. Involución digo yo que será. Como diría Gordo Master, dar un paso para atrás para poder dar treinta hacia delante.