No me acuerdo de olvidarte

Casi nunca, podríamos añadir. Es un proceso aún pendiente. Que avanza más lento que las obras del Metro y que esconde una verdad incómoda. Me pongo mi bufanda de escritor con infancia dura y me siento en un parque a contar las hojas del suelo y a olvidar cada una de tus imágenes. Se me da muy bien hacerme el olvidadizo y decir que me falta pegamento para reconstruirme. Los tópicos del amor chocan contra mi frente y rebotan. Caen y se resquebrajan para juntarse con lágrimas de cocodrilo y dar al mar. Me creo sin sentimientos si me atrevo a ser yo mismo. Y me desconozco en las distancias cortas. Me miro y tiemblo. Me hablo y no me respondo no vaya a ser que me escuches y me quieras de nuevo. Todo resulta más fácil cuando uno no tiene corazón que perder y la vergüenza la cambió por gasolina para ir a verte. Lo de los complejos lo dejaremos para más adelante, reconozco mi culpa de buscárme contrincantes guapas y presumiblemente interesantes. Lo dicho, no me acuerdo de olvidarte. Me lo apunto en la mano y me lo borra el sudor cuando hablo contigo. Es lo que hay. Pasé de no saber que hacer a saber que no tengo nada que hacer. ¡Equilicuá!


Escrito hace varios años y retocado hace pocos días.

Tormenta de lamentos

La muerte de cualquier hombre me hace sentir más pequeño, porque tengo un compromiso con la humanidad. Por eso, nunca trates de averiguar por quien doblan las campanas, están doblando por ti.

Por quién doblan las campanas


El tormento suele ser un hobby. Una distracción necesaria de la pintoresca felicidad que nos embarga a ratos. Una búsqueda indeseada de una perfección desastrosa y manida. Consumirse a uno mismo. Arramplar con todo e irse sin saldar las cuentas con unos mismo. Tirar de la cuerda y hacerlo sonar.Recuerda, las campanas siguen doblando. Su función informativa es mera ilusión. Las campanadas vienen despues de los cuartos. Y el cuarto suele venir despues del tercero. Y del tercero no se acuerda nadie. Lo di todo en el primero y el resto fue marear la perdiz hasta que llegaron tus padres. Bueno, pues si nadie se acuerda de nada no me merece la pena repasar los errores. Meterme en el armario era tan emocionante como que se fuera a abrir tarde o temprano. Las pieles muertas en las perchas de tu madre eran un precedente de por quién doblarían las campanas cuando el suegro fuera a vestirse o a dejar la corbata. Dos meses sin ver compensan el pago por visión de los cuerpos incandescentes bajo la nórdica. ¿Se puede fallar sin intentarlo siquiera? Yo creo que es la única manera de fallar. La peor decisión es la indecisión.

¿Hulk?

Si puedes nombrarme una simple cosa que sea más fantástica que la sensación de un gran pezón rosaceo entre mis labios, te construiré una nueva catedral.

El hombre de la máscara de hierro



No me veo dándote directrices. Lo siento. Soy igual que todo y me sigo creyendo diferente a veces. Pero me siento vulgar cuando me enfrento a mi verdad y me vengo tan abajo que me subestimo si me repaso. Las listas no se me dan bien. Por eso amontono nombres y datos sobre la mesa de la salita. No tengo tinta en el boli y no tengo tonta con quien utilizar el boli. Todo consiste en ponerse serio y creer lanzar un mensaje. Un nuevo alarido original y novedoso. Lo fuera de lo común suele ser lo común últimamente. La bondad es algo irreal para los nuestros. Se quedó sin protagonismo el que se tatuó y se perforó su cuerpo creyendo ir más allá. Ese es un pasao. Lo autentico es ser un falso, ya que nadie es autentico. Copias y más copias. Pronto nos podremos bajar nuestra personalidad de Internet. Tú nueva vida a solo un click. Con gustos, amigos, costumbres, vestimentas,... incluidos en el pack que revolucionará el concepto de individualidad. El secreto está en la masa, como diría Telepizza. Solo queda ver si es en la masa muscular o en la masa encefálica. ¿Qué mas da? El problema reside en que nos creemos Hulk y somos solo La Masa.

Tus manos y yo


- Tu vida parece en orden -me dijo.
- ¿De verdad?
- Me refiero a que no te luces o tratas de impresionar como otros hombres.
- Me gusta tu culo y también tu cabello -dije-, y tus labios y tus ojos y tu vino y tu casa y tus porros. Pero no estoy en orden.

Batidos

La vida es una historia contada por un idiota, una historia llena de estruendo y furia, que nada significa.
Shakespeare in love

Una ilusión. Un Nesquik viendo X. Pequeños placeres ocultos bajo la mesa de camilla. Inmadurez y travesuras. Medias sonrisas en medio de un vendaval de estruendo y furia. Caminar silbando por la propia senda entre matojos y con el trigo tapando las intenciones. Ser imprevisible a uno mismo tiene muchas ventajas. La lindeza de lo espontáneo se bate con el señor mayor y rancio que todos llevamos dentro. Batidora, estruendo, verter, paz interior. Mirar a los ojos con un bigote de leche y la inocencia por bandera. Hay que volver a las andadas. Estoy más convencido cada día. Los niños albergan la verdad. Su falta de miedos "lógicos" es la clave. Tenemos muchas tonterías en lo arto. Debemos quitárnoslas de encima y hacernos un batido con ella. Un gran batido que dé para todos y nos quite la sed de vida. ¡Que tengan un buen día!

105


Suena a poco dicho así. Parece el número de una habitación de hotel. O el peso de mi padre tras un buen verano. Es solo un número. Hoy, un símbolo. No sé muy bien a que me sabe ese número que hoy se pronunció tanto. Me sabe a gloria holandesa, a parada de autobús delante de la pizzería, a la Aerox negra de mi hermano por Eduardo Dato, a cruces en la arena de Gol Sur, a porras de la UIP en la jaula, a lluvia con charcos en los aledaños, a tifo nuevo, a lunes cabizbajos, a lunes exultantes, a laSexta con Montes, a la radio con Alvarado, al ABC con Arrocha, a cánticos llegando a mi casa y a silencios tras la cena,... me sabe a casi todo. No conocí pasión tan grande en las dos décadas que cargo. Una pasión que se transforma en 105 pasiones, 105 goles, 105 largueros malditos, 105 paquetes de pipas, 105 perritos con 105 refrescos, 105 almohadillas para 105 puros en una Preferencia silenciosa, 105 biris con 105 bufandas al vuelo, 105... años. ¡Puf! Qué de años, miarma.

El viernes, más


Nuestro reino no es de este mundo. Doy mi palabra de caballero. Por la búsqueda de la verdad empeñamos nuestros sueños. Defendimos lo no escrito de conjuras y rencores. Defendimos las conductas donde no caben traiciones. En el fragor de la batalla. En lo mas crudo del frío invierno yo seré tu hermano de sangre. Yo seré tu hermano de sangre y tu refugio en el infierno. Dame causas por las que luchar, dame una fe en la que creer. Una guerra en la que combatir por las últimas banderas junto a ti. En el fragor de la batalla. En lo mas crudo del frió invierno yo seré tu hermano de sangre. Yo seré tu hermano de sangre y tu refugio en el infierno.

Madera de padre

No hay más fe que la de San José. Esa es la conclusión con la que me acuesto hoy. Pónganse en su situación. Sobre todo, los hombres. Un carpintero normal y corriente al que su mujer le dice que va a tener un hijo de Dios. Es decir, de alguien todopoderoso y no terrenal. Un chollo para pedir explicaciones, vamos. Pues bien, José se traga lo de que su parienta está embarazada de otro y además con explicación poco convincente incluida. Atentos. María queda embarazada por el Espíritu Santo (una paloma), lo cual es transmitido a la protagonista por un tal Arcángel Gabriel. ¡Toma ya! Como para desconfiar de Gabriel y de su pájaro, nunca mejor dicho. Bueno, pues todo eso se lo creyó el pobre de José. No me digan que no tiene fe el chaval. Yo me pongo en su piel y no se como reaccionaría. ¿Mi mujer embarazada de otro y yo tengo que criar al chavalito? Hombre, es una papeleta interesante. Además el niño es perseguido por el presidente del gobierno (Herodes) y hay que huir a otro país. Un artesano exiliado con el hijo de otro y una mujer con una coartada bastante sospechosa perseguido por el gobierno. ¡Con lo tranquilo que estaba él en su carpintería de pueblo! No le importó echarse la familia a cuestas y luchar. Creer ciegamente en aquella mujer embarazada y en su versión de los hechos. Afortunadamente, todo después salió bien y él pudo quitarse de en medio antes de que se complicaran aún más las cosas. Enseñó a su hijastro el oficio de carpintero, pero llevaba en los genes la vocación de todopoderoso (como es normal, dado su padre) y cogió otro camino. Según cuentan las escrituras, José murió cuando Jesús entraba en la adolescencia. Esperemos que lo hiciera feliz. Se lo tiene merecido.

Espero que este texto sea tomado como un homenaje a San José. La blasfemia queda lejos de mis intenciones y solo pretendo encumbrar, en mi opinión, a uno de los grandes olvidados por la historia.

Heart no frost


Ahora que llega el frío parece que todo se congela. Un soplo lloviznoso parece apagar lo que tanto costó encender en medio de la tormenta de habladurías. El tiempo cambió sin avisar y me cogió aún con las frases de entretiempo. Me temo que quedé desfasado y el prestar mi chaqueta aún pasando yo más frío, no fue bien entendido. A veces las buenas intenciones son las peores conductas. Y el agradecimiento se torna reprimenda rápidamente. Lo que ayer sonaba bello, hoy sabe a monotonía. La dedicación de vez en cuando se llama insistencia y se convierte en pesadez antes de llegar a ser útil. Poco importa una buena crítica si no hay éxito. No se come de los halagos, igual que no se bebe de la lluvia. Incluso el frío ha detenido el fuego cruzado de declaraciones. El azul del tuenti, facebook y twitter es una metáfora del tiempo helado que se avecina. Solo espero que la cota de nieve esté alta y solo cubra la cabeza sin llegar al corazón. Si no, daré por perdida otra causa más que parecía decente.

¡Abre tú! Es el de la pizzas

El único ruido excluyendo la lluvia, es el de una moto. Un repartidor de pizzas que va y viene. Un heroe anónimo. Que lleva alimento a los más vagos y desfavorecidos en la desapacible noche de hoy. Me identifico con este gremio y los encumbro. Interesante figura la del repartidor de pizzas. Tiene el privilegio de poder ignorar los semáforos y demás señales viales. ¿O acaso vieron alguna vez a un repartidor de pizzas parado por la Policía? Comprensible. La pasma también pide pizzas cuando libra y comprende la labor pizzeril. Los repartidores cumplen una labor social fundamental. Dan, aunque reciben. El amor al arte no entiende de vespinos y cajas de cartón calientes. Son personas solitarias. Sin casi compañeros a los que echarle la culpa. Con un conocimiento urbano brillante y una destreza sobre la moto admirable. Chaquetones impermeables y riñoneras ruidosas. Quizás a los únicos a los que me entran ganas de dar propina. Quizás sean unos cabrones. O quizás no. Poco importa si llevan la comida veloz y caliente ¡Va por ustedes, señores trasnportistas de pizzas!

Un capote y madera

Los regresos son tristes. Y si duran casi 30 horas, aún más. La noción del tiempo es solo una broma pesada del que pintó la línea por Greenwich y decidió los usos que les daríamos a los husos horarios. Todo vuela cuando uno lleva 14 horas dentro de un avión entre un viejito argentino roncando y un hippie chileno constantemente en movimiento. Pueseso.
Volví. Había que hacerlo. Me echaba a mi mismo de menos por mi casa y creo que de más por algunos lugares. La extrañeza de no sentirme extraño fuera de mi casa fue acicate suficiente para extrañar mi suelo de mármol rojo frío. La humildad de la ostentación oculta de mi barrio no concuerda con la vida por las antípodas de la pobreza que se vive de donde vengo. Ahora solo queda recapitular. Sacar algo en claro para guardarlo dentro del oscuro baúl de los recuerdos imborrables. Las conclusiones de las reflexiones al otro lado del charco se tornan borrosas e inexistentes si no las miro con el filtro del pasotismo y la resignación. La felicidad junto a mi hermano solo es un paraíso terrenal que fugaz vuela desde Apoquindo al mar por la Cuesta del Rosario. No vuelvo mejor o peor. No regreso con una conciencia social decente tras ver como viven algunos pobres de dinero. Los labios cortados no hacen más que presagiar los próximos días. O eso opino yo. Las habladurías ya conquistan mi habitación y los MP esprintarán en breve las autopistas azules. Mientras tanto, aquí sigo.
Y prosigo. No queda otra. Busco fracasar estrepitosamente pero mi conciencia no me deja. Me busca las vueltas y me hago sonreír. Todo pierde importancia y le resta ansiedad a mis ilusiones si hablo paciente con mis pacientes. La lealtad a mis principios solo será el principio. Luego vendrán más teloneros y será un show irrepetible. ¡No se lo pueden perder!