Simplemente fútbol

Quizás un problema endémico del fútbol sudamericano. La incursión provocada por mi nueva pasión por la UC, me ha hecho madrugadas pegadas a la pantalla y a las canchas. A la locura del fútbol en América. A la lentitud de circulación y al correcalles en partes iguales. El fútbol en Sudamérica no tiene solución a la vista. Es tan emocionante que cansa de poco sólido que es. Tan imprevisible que es una montaña rusa donde los sentimientos viajan y los partidos nunca están ganados. Pero todo este análisis es nada comparada con la síntesis que hace Fontanarrosa en el dibujito de arriba. Ah, mañana comienza la Copa América. Espero que no le tengan miedo a los grandes los que se creen mediocres

El yogurt blanco de fresa

Los misterios que hacen blanco a este yogurt de fruta (teóricamente) rojiza son variados. Porque lo más extraño es que sabe a fresa aún teniendo el mismo color que el insípido yogurt natural (ya sea azucarado o no). Y yo ante essto me pregunto ¿De qué color son realmente las fresas? Nunca he estado en los campos de Lepe como para comprobar si son verdaderamente rojas o las pintan las mismas centroeuropeas que las recogen. Pido a la empresa DIA explicaciones inmediatas si no quieren que me pase sin vuelta atrás al Bifidus, dejando así atrás una marca en la que tenía confianza y varias toneladas de excedentes, consecuencia de tomar Bifidus como José Coronado. Informo que Iker Jiménez no ha querido saber nada de este caso. Imagino que estará untado por la compañía alimentaria antes mencionada. #yoguresrealesya

Del lat. vomitāre

Vomitar: Arrojar violentamente por la boca lo contenido en el estómago.

Entonces me imagino que estas palabras me salen desde el estómago. Que viajan violentamente desde allí pasando por mi corazón. Como cierro la boca para no babear con tus fotos, masturbo el teclado esperando que expulse por donde prefiera las palabras que contengo. En el vomitar se echa todo lo malo de algo bueno que hiciste y tu cuerpo no lo entendió así. Sexo, alcohol y gominolas por un tubo. Las malas combinaciones siguen arrodillando a la juventud frente al WC, que abrevia el Waaaaaaaaaaaaaaa Coñoooooo!, frase onomatopéyica que precede a lo violento y humano. Pero yo ya estoy mayor para hacerme crujir y arrodillarme sobre el mármol. Vomito casi siempre bellas palabras a las que cambio el orden. Las cosas que por aquí debo decir las digo. Lo que pasa que no las escribo. Expulso amor del gordo y del violento, y me sale otra oda a nada que viaja hacia ti desde el vacío estómago. Escribo en ayunas para no salpicarte con chocolate. Rugen las tripas. Te imagino como Hulk. Con la fuerza de los vientos como La Más Grande. Baja la tapa, por favor.

La cosa está muy mal


Pero tampoco te culpo ni te señalo. La complicidad es el mal menor entre los ausentes bienes, ya sean propios o expropiados. No tengo primera piedra que tirar, así que observo y a veces me enervo.

Yastaquí

Tres disparos certeros derribaron las rimas de dos días acertados, así que proseo y poseo las mismas ideas que forman parrafadas encadenadas a este lugar que ahora se engresita para dar un guiño al siempre ansiado verano que parece aparecer para hacernos descansar mientras no nos hace parar. Uno puede parar mucho más en las demás estaciones, puesto que el ajetreo ajeno da esa libertad que a mi me gusta. Si, yo también tengo exámenes. Pero es tan vulgar hablar de eso...


Estándares y andares

Ahora que llegó el verano,
me pongo a rimar solo
y meriendo acostado.

Hago lo indebido
mientras bebo Coca-Cola
y recuerdo lo vivido
en un curso que no mola.

Entre el iPlus y los tranchetes
paso la tarde anodina
más gordo que Falete.

Otro poema insulso,
otra tarde en soledad.
Con el aburrimiento hago un pulso
y quien gana igual me da.

Cuatro estrellas de mar

Que ya no sé escribir de amor está comprobado.
Quizás el amor, me bloquea ahora que lo tengo dado.

Y si rimo, será
porque entre tanto tiempo perdido,
mis asperezas con tu palabras
limo... y sigo.

Las tardes en el suelo
con vistas a media piscina
y tus vestidos a mi vuelo.

Los cigarrillos enfriándose
con mis temores, y mis tenores
apagándose en el roto de tus pantalones.

En cada punto negro
y en cada fumata blanca
de tu tabaco Pueblo.

Las cosas son obvias,
si las veo con el rosa
del pintalabios de mi novia.

Y de nuestro tiempo no hablo,
ni callo por no llorarme sentado.
Que más vale un beso amable,
que morir enamorado.