La P con la H

He tenido durante mucho tiempo una obsesión casi enfermiza por parecerme al tipo de la foto. Un maldito rapero malagueño llamado Sergio que entró en mi vida hace varios años y que se empeña diariamente en acompañarme. Mis gafas RayBan con solo media montura son solo el elemento más notorio, pero en mi interior es donde realmente habita. Y lo hace junto con otros que llegaron hace tiempo como Weller o Burdon. Elphomega es lo que se conoce como un artista de culto. Más bien, oculto. No es ni el más famoso de ese estilo musical apartado de los grandes focos llamada rap español. Solo es un friki leecomics y tragadunkins como yo. Un miope culto y mago de la palabra que está muy por encima de los que suelen escuchar su música. Él es una metralleta de referencias imprescindibles complicadas de desentrañar y que te obligan a escuchar cada canción cientos de veces. Una droga legal y recomendable que se sirve en pequeñas dosis de varios minutos y que uno cree no haber consumido. Pero algo queda. Quizás un lugar como Valhalla o un personaje como Ishtar. Elementos insignificantes que marcan la diferencia. Mientras otros se dedican a la burda competición rapera, Elpho se dedica a educarte en las artes. Escucharlo es ir a clase de la asignatura más maravillosa que imaginas. Sentir callado su abrumador flow. Aquí un resumen de lo que hace. Lo suyo es Droga pura.

También la lluvia

La verdad que hacía que no utilizaba el título de una película para sacarlo de contexto y hablar de ti. También la lluvia me habla de ti. De tus tardes junto al ordenador y de las tazas en el lavavajillas tras otra merienda. De las ventanas aguafiestas que enseñan la cruda realidad de este santo día para los campesinos. Hoy las regaderas engordaron las listas del paro y muchos también cogieron kilos de más con tartas, turrones de la Navidad e incluso con torrijas cuaresmales. Fue tarde de echar de menos el otro lado del cristal. Pero claro, es imposible que brille el sol si la luz está de viaje. Por lo menos, alumbras este texto con ese resplandor inconfundible. Cada día lo digo en la radio y ahora lo digo aquí, sin ti no soy nada. Espero que sin mi, tú también seas poca cosa. Nos hacemos falta. Créeme.

Hola, ¿Qué haces?

Si no (os) escribo es porque a veces paso por la vida sin importarme la huella que dejo. Solo me importan los reflejos de algunos ojos y las palabras de algunos labios. Tú eres esos ojos y esos labios. Lo sabes. Sal de aquí y entra allí.

22 pores

Por las manos quemadas del cemento de Tejares y gastadas de aplaudir en el Lope de Vega,
Por los ojos que vieron a Puerta meter aquel gol y que no vieron al alcalde cumplir sus promesas,
Por las orejas que escucharon a Loquillo en la Sala Q y a Krahe en Malandar,
Por las gafas que partí en la puerta de Antique y rayé contra el suelo de Dalí,
Por los botines de velcros que hacen que se rían de mi y que facilitan la vida,
Por la gorra de los Giants con la que paseo por mi barrio y por el gorro de cascabeles que lleva mi peluche,
Por los dos agujeros de mi antifaz blanco y por la cruz parroquial que anuncia la muerte,
Por los calcetines de rombos de todos los días del año y los mocasines de las ocasiones especiales
Por la lluvia de un Viernes Santo y el sol de un Año Nuevo,
Por mi Vespa lenta y por las motos de campo rápidas,
Por mi cama de 2 metros y mi sofá de 3 plazas,
Por mis kilos de más y mis ganas de menos,
Por Silvio y por Don Curro,
Por un bocadillo del Manolo y una hamburguesa del Tijuana,
Por los puestos de tiro al blanco de la Feria y los de tamborcitos de Semana Santa,
Por un triple de Slanina y un gol del BDP,
Por mis camisas de cuadros y los cuadros de mi madre,
Por mi cielo de bufandas y mi suelo mármol rojo,
Por la cama de mis padres y la ventana de mi hermano,
Por el Guadalquivir que no veo y que si huelo.
Por un serranito en Castilleja de la Cuesta y un batido de Ochoa en Sierpes,
Por conocerte y porque me conozcas.

Aquí estoy.

Yo soy el loco

No servir.
No gobernar.
No retroceder.
Ni un paso atrás.
Sin líder a quien adorar.
Ni izquierda ni derecha que me obligue a avanzar.
Desconfiado como un animal que defiende su espacio vital.
No sacrificar nada personal y por el poder jamás pelear.
Quiero celebrar triunfos en soledad junto a las proezas de la gente normal.

Porque mi patria son sus caderas.
Su labios rojos mi bandera.
Mi destino escrito en su mirada.
Territorios libres.