Barro Rosa

A dejar volar. Los pareos translúcidos y los marcapáginas marcados con tus huellas. Marea y ahora la contrabanda. Corriendo, oye, corriendo. Aparta hoteles que llego uniéndome. Contándome los pasados sin pasar y reminisciéndome eternamente. El ombligo al descubierto y los asuntos internos se internan en las cavidades rocosas. Las calas calando las encaladas casas de pescadores en paro obligatorio. Yo y la tabla sin la tabla y sin el yo que cuidaba esa tabla Boomerang como si fuera suya siendo mía. Se la robaron o se perdió. No se acuerdan las olas, no las recuerdan vagando. Cádiz me vuelve entre besos sin vasos en el ocaso si nos hacemos caso. Me marcho. Desaturado, entrecortado.

Oeoeoeoeoeoeoeoá

No puedo esconder mi alivio y mi felicidad. Han perdido Monteseirín y Torrijos. Simplemente eso. Han perdido los ladrones. No sé si han ganado los buenos, pero los malos han perdido. No soy amigo de Zoido, pero si soy enemigo del tandem antes mencionado. Espero no tener que mencionarlos más. Por mi, que abandonen la faz de esta tierra que han estropeado lo que las legislaturas les ha dejado. Su legado es extenso. Desde las setas de los 162 millones de leuros hasta la zona azul a trozos que multa algunas calles y otras no, discriminando así a algunos sevillanos. El tiempo dirá si habrá cambio y será a mejor. Miedo no tengo. A peor no me creo que pueda ir. Estoy tan contento que he escrito este texto sin pretender parecer gracioso o interesante. Me da igual lo que pienses hoy. Sevilla ha ganado. GRACIAS


(Aquí va la foto de Monteseirín recogiendo sus cosas o algo parecido)

Hellraiser

Ni por beber whisky, ni por probar drogas, ni por practicar sexo o eso que llamar amor. El tono engreído, semibohemio e indiferente ya venía de antes. De esa época adolescente en que viajaba entre britpop, rockabilly, lecturas sobre culturas urbanas, desprecio del resto del país a través del fútbol, colecciones de bufandas inservibles e incómodas de acomodar en mi casa, NBA de madrugada, Adidas Gazelle blancas impolutas, miopía y astigmatismo. Allí se quedó el chaval que no sabía ver más allá de sus gafas y que ahora solo sabe ver e ir más allá de todo a través de las gafas que antes limpiaba por dentro y ahora lo hago casi por fuera. ¿Esta es la renuncia definitiva a esa identidad ególatra que llevo a gala? Lejos me quedaría eso. Solo es otro monótono tratado personal y transferible que transita mal acompañado del resto de trozos enlazados con pañuelos con olor a miel y sabor a alergia. Sabiondez y culturetismo unidos por la causa contra la hipocresía que se esconde tras pancartas, pero que pide que salgan esos que se esconden tras los escaños. Ciudadanos que se creen distanciados del macrochanchulleo mientras microchanchullean su pobre vida con su pobre sueldo, vendiendo en rebajas su pobre sonrisa de pardillo ante un cámara que duda de su vocación periodística cuando ve a La JuvenTú salir, beber,... el rollo de siempre. Pintar una pancarta, gritar a la gente. Y llegar a la cama (de latex) y joder que mamarrachada sin ti. Y al día siguiente, follo prito con fatatas pritas o algo así.

Yo, salmón

Quiero arreglar todo lo que hice mal
todo lo que escondí hasta de mí,
debo contar lo que yo solo sé,
uh perdón, Victor Sueiro también.

Otra vez MAYO

En mayúsculas como los carteles que anuncian los precios de las jarras de rebujitos. Otra mayo y otra vez mi cumple, que queda extrañamente eclipsado por el fin del juego del escondite entre EE.UU. y Osama (que por lo visto no se movía de la cama). La gente habla entre sevillana y sevillana de como afectará a la sociedad mundial y de si Cris será capaz de salvar al Mouteam. Es la Feria de las ferias. La feria de las vanidades, como escribiera Thackeray. Y yo con 21. Algunos más cuando me pongo a hablar de temas "serios" y muchos menos si me siento a comerme mi tarta con forma de donut gigante de chocolate. Me voy al Real antes de irme a la Italia a nosolopizza. A seguir manchando el traje y mi imagen de hombrecito decente. Las cosas sigue igual sin Osama y con Obama. Sweet trip Don Osama.