Naranjas


Tengo la naranja entera. Solo busco un plato sobre el que ponerla mientras me decido si pelarla o no. Por otra parte, cuchillo no tengo y parece dura su corteza. Así que esperaré. Te esperaré sentado bajo el naranjo. Van cayendo más naranjas y estrellándose contra el barro. Explotan y manchan mi naranja. Por eso, estoy recubierto de zumo. Una capa translúcida y con muchas vitaminas que se filtra y se mezcla con mi zumo para darle un toque agridulce que te hace estremecer. No busques más que no hay.

Agustín Rodríguez

Ha muerto Agustín Rodríguez. Ha fallecido el historiador más grande del más grande equipo de toda Andalucía. Él ha sido el principal artífice de que la Copa que se paseó por todas las peñas béticas allá por 2005 acabe en propiedad de ese equipo tan grande del que es el historiador que hoy parte hacia el tercer anillo de nuestro estadio. Un estadio que tiene un museo. Un museo que debería llevar su nombre. El nombre del hombre que lo ha hecho posible recopilando datos, documentos, objetos y un sinfín de recuerdos para ponerlos al servicio de los sevillistas. Aquí debajo lo tienen en "su" museo con una Copa de la UEFA, un trofeo de la IFFHS de Mejor Equipo del Mundo y una Supercopa de Europa.


GRACIAS AGUSTÍN
Descanse en paz

Momo

- Veamos, ¿qué puedo esperar de tí?

- No te pediré propina los domingos.

Me endulzas la vida

Cuatro y cuarenta de un martes como otro cualquiera. Un hombre entra en la sala abarrotada de caras silenciosas. Todos le miran. Lleva un maletín negro y las manos blancas del frío formando puños. Se detiene en mitad de aquel lugar, deja el maletín en un mesa y baja la cremallera de su abrigo sin apartar la mirada de cuantos le observan. Todos callan, pocos corazones laten y alguien recoge un papel del suelo. Introduce la mano dentro del abrigo mientras fijamente mira amenazante a una joven que, acongojada, le aparta la mirada. Él, sin pensárselo, saca un caramelo de fresa y se lo mete en la boca. Del envoltorio no se sabe nada.

Elegía ante un retrato de mi comunión

¿Por qué tan serio, dime, con mi mano en tu frente,
marinero sin mares que surcar? Como ahora,
el corazón tenía un sueño adolescente
y un hombre -da lo mismo.-. naufragando a deshora.

Tus
diez años sabían que Dios me había dado
una luz que no acaba y un mundo que no quiero.
Estabas ya vencido de amor y enamorado.
Morías por las mismas cosas que yo me muero.

Esa mirada triste -mi mirada- me enseña
que presentías todo lo que vino después.
Tú te quedaste en esa cartulina pequeña,
yo me fui por el mundo. Lo demás, ya lo ves.

Rafael Montesinos

Hope


Mi nombre no es Harvey Milk y no vengo a reclutarte. Tampoco soy gay ni tengo intención de serlo próximamente. Pero amo Sean Penn. Ah, y a ti también que lo sepas.

Me dejé la estufa puesta

Me da por no escribir últimamente. Lo poco que tengo que decir me basta con hacerlo al oído. Las palabras no alcanzan o alcanzan demasiado lo que mi barriga hace sonar. Lo que quiero. La caña coge polvo junto a mi mejor camisa. No encajo en mis modelos y solo me van tus encajes. Si hoy quizás dejo el disfraz doblado a mi lado, es porque solo soy eso. Ruido. Largas cintas de charol brillantes y tensas desde el voladizo hasta banco de pista sobre manto de papelillos y saltos tribales. Sonidos repetidos desde donde dijimos diez y fueron la una, las dos, las tres. Y no nos encontró la luna. Me encontré solo y aburrido sin dado dado por el fabricante en una ruleta que rula de mano en mano y de casa en casa dependiendo el caso. La noche me co-funda en la almohada y se funde con infusiones para si dormir. Lo siento, me dejé la estufa puesta.