Me dejé la estufa puesta

Me da por no escribir últimamente. Lo poco que tengo que decir me basta con hacerlo al oído. Las palabras no alcanzan o alcanzan demasiado lo que mi barriga hace sonar. Lo que quiero. La caña coge polvo junto a mi mejor camisa. No encajo en mis modelos y solo me van tus encajes. Si hoy quizás dejo el disfraz doblado a mi lado, es porque solo soy eso. Ruido. Largas cintas de charol brillantes y tensas desde el voladizo hasta banco de pista sobre manto de papelillos y saltos tribales. Sonidos repetidos desde donde dijimos diez y fueron la una, las dos, las tres. Y no nos encontró la luna. Me encontré solo y aburrido sin dado dado por el fabricante en una ruleta que rula de mano en mano y de casa en casa dependiendo el caso. La noche me co-funda en la almohada y se funde con infusiones para si dormir. Lo siento, me dejé la estufa puesta.