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Yo solo te puedo hablar de sensaciones. De contrastes. De diferencias. No sé hoy argumentarte una buena historia. Canturrear con mi hermano estribillos carnavalescos en el metro camino de donde vive Piñera. Mantas en el suelo como en Tetuán, pero con los clientes con la misma pinta que los vendedores. Doblaje latino de cine clásico. Y la liga chilena definiéndose entre grandes y medios con todos atentos al fútbol español. Taxis tuneados con Daddy Yankee. Rancheras con canas y morros. Puretonas buscan braguetazos en el fondo de los cubatas de los ejecutivos en el W. Disco con portera y musicona lamentablemente desaprovechada. Miuras miran desde el fondo mi capote y nadie se atreve a embestir. Hablar sobre España aquí tiene otros tintes. Más bien diría, mechas. Sirivientas con cofia 24 horas y música aleatoria mezclada con velas impostoras sobre manta de gato angora. Pijerío. Calle Burgos esquina con Apoquindo. Un quiosco que no vende nada y tiene de todo. Aquí se meriendan alfajores. Unos pasteles extraños bastantes ricos que como a diario en cantidades industriales. Chile es tamaño. Las botellas son de 3 litros, no de dos o dos veinticinco porque el subnormal del anuncio le haya quitado la curvas. Spain is different. Chile is different a Spain. Así, hijo. Así.