Últimamente estoy escribiendo poco. Estoy pensando más. Rayándome más. No sé de un tiempo a esta parte por donde tirar. Que camino coger y cual desechar. Me rayo. Viajar me cambia. Siempre vuelvo diferente y con ganas de coger el barrio de nuevo. Oler el aire de la ciudad y cerrar los ojos. Repasar los recuerdos borrosos por el alcohol y escalofriar el cuerpo bajo las sábanas de mi cuarto. Acabo de volver de Rota con la cabeza trastocada. No sé si por el nu school del Megane o porque encuentro almas gemelas y no me atrevo a casi nada. No lo sé. Paso por la puerta de los clubs y el reflejo de sus luces rojas en mis gafas se me incrusta en la mente y me hace repasar la vida de un fogonazo. Todas las emociones fallidas que a uno le hacen partirse de vez en cuando. Cuando recupera la sobriedad tras el JohnCor y se para a pensar la vida sobre una toalla en la arena o bajo el grifo tibio de la ducha.
El verano le sienta mal a mi estabilidad mental. Cambio la principal del tuenti constantemente pensando en dar otra imagen y me asalta el dilema. ¿No será eso dejarse llevar por la opinión de los demás? El camino hacia la mediocridad es inevitable algunos días. El problema es que poca gente llega a la mediocridad. Nunca tengo papel a mano cuando la genialidad me irrumpe. Eso es duro. La foto se supone que es de una pareja follando en el hotel de en frente en Las Palmas. No se ve nada, pero te lo puede imaginar si quieres...