
Pero este blog no viene a compadecerse del pueblo chileno. Tampoco a ensalzar en demasía a Ortega o a Eneko. A mi Chile no me toca nada en particular y su desgracia podía haber quedado muda en este blog si no fuera porque mi hermano vive allí. Solo por eso. Se pueden imaginar la preocupación de familiares y amigos preguntando si mi hermano andaba o no bajo los escombros andinos. Pues no. Él es persona de tremenda suerte y de peores situaciones ha salido el pobre. A pesar de medir dos metros, no le ha dado ninguna cornisa. Me cuenta que hasta se ha acostumbrado a las réplicas del seísmo. Y que escuchar que no pase por tal o cual barrio por saqueos, es algo diario en estos momentos. Grandiosa y fascinante la realidad de aquí y de allí. Y una frase me viene a la mente que estos días inunda la cartelería urbana: Esto solo lo arreglamos entre todos. Que bárbaro...