¿Los zapatos pueden no ser blancos?

No, también debe ser blancos. Eso mismo se hablaba ayer en mi casa antes de partir hacia el FIBES a admirar como Legendario se dejaba más de un millón de euros en traer a Darek o La Campa en la Sala VIP y a Inna en el escenario. Puro marketing. Regalaron ron con cola de media hora hasta las 2:00 de la madrugada y luego todos para casa. Me esperaba más si les soy sincero, aunque al haber sido gratis, uno no se disgustado. Gogós, play-backs de los más bastos que he presenciado, deejays de los buenos y una cantidad insultante de gente vestida de blanco. Los canis no tuvieron mucho problema en encontrar en su armario vestiduras blancas, pero un servidor hizo maravillas para parecer una compresa con gafas y pelo afrosevillano en la pasada noche. Así que a mitad de noche, tuve que volver hacia mi barrio y aceptar la invitación de un semi-desconocido de ir a su casa a jugar a la Play 1. Yo no sabía que en su casa me esperaban los más grandes recuerdos en forma de Tekken 3.
El Tekken 3. Quizás el mejor de toda la saga. Como ocurre con la monta de bicicleta, a uno nunca se le olvidan ciertos trucos de pelea virtual. Esto sorprendió al anfitrión, ya que él se autodenominaba como viciado en la materia. Cuando perdió 6 combates consecutivos, me invitó a salir y tuve que abandonar su casa pensando si había actuado como un buen invitado. Bueno, que me lo diga él la próxima vez que me vea. Si es que decide volver a hablarme tras haberle dejado con la barrita de vida seis veces a 0...