Para consumo propio

Esa frase que les sonará a los que consuman sustancias (de momento) ilegales, me basta y me sobra para justificar mi retiro cultural estos días. Días de lectura filosófica, cine resabiado y música de clásicos como Cohen o Carlos Cano. Mi madre se sorprende de mi aislamiento voluntario y me recuerda que tengo unas asignaturas que superar en (ya) menos de 30 días. Eso me hace reflexionar. ¿Aún más?. Si, todavía se puede más. Porque, como dice el anuncio: Donde caben 2 , caben 3. Y eso es así cabessa.
Mi mensaje de hoy es uno muy manido: Nada es casualidad. Eso si que es así. Yo amo el arte de atar cabos. Es delicioso observar como está conectado. Como el destino o quién sea hace que la vida transcurre por un lugar o por otro. Es brutal ver como la sinrazón aparente se apodera de nuestras vidas. Sonrío al escribir estas palabras porque esta noche he soñado que el Parlamento se hundía bajo tierra con todos los políticos dentro. Hasta ahí todo normal. Me he levantado, he bajado de la montaña donde vivo ahora mismo y un viejo amigo me ha propuesta un plan tan manido como mi mensaje: Pizza y peli. Como diría Marcelo Tinelli, y ahora viene lo mejor: Me ha propuesto ver V de Vendetta. Increíble.
A pesar de haberla visto, he querido verla de nuevo. No podía caberme en la cabeza que la trama soñolienta se traslade a la televisión de mi salón. Como es evidente, he visto la película concentrado porque estaba seguro que había un mensaje oculto para mí. Y así ha sido. El amor. Ya sea a Natalie Portman, a la verdad, a su país o a la idea de pasearme por mi barrio con la archiconocida máscara.
Hoy vuelvo a pensar: ¿Para qué planear tanto? Si despues mi realidad supera mi ficción.