Toma tu cruz y sígueme

"Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame." Lucas 9-23


Ahora es Viernes Santo. Quiero que cojas tu cruz y me sigas. Todo lo que te preocupe e inquiete cárgalo sobre ti y vente. Caminemos con ello un rato por aquí. Arrastra hasta este lugar ese sufrimiento y únete. Será menos doloroso si lo hacemos juntos. Si caminamos hombro con hombro, cruz con cruz. Es noche de limpieza general. De esperar al alba con el alma en jornada de puertas abiertas. Yo no soy un buen cristiano. Tampoco pretendo que tú lo seas. Esto no va solo de religión. Siempre tomé a la Biblia como un libro sagrado por su sagrada literatura y enseñanza. Mucho más allá de incertidumbres religiosas. Esto de va de nosotros. De los que aquí nos reunimos ahora por culpa de este texto.

Hay que tomar la cruz y seguir. No nos podemos permitir que puedan con nosotros. El ejemplo vive dentro de las iglesias, pero debe cundir fuera de ellas. Da igual que creas o no en Él. Debes aguantar y cargar con tu cruz como lo hizo Él. Cargar con las malas costumbres y los malos hábitos. Con las malas palabras y las peores actitudes. Cargar con la cruz de tus errores, que seguramente sea tan pesada como la mía. Toma tu cruz de lamentos y sígueme. Y déjame que te siga, porque yo no soy mesías ni profeta. Solo me limito a poner una pequeña luz en el oscuro y esperanzador sendero de este viernes que ya se torna santo sábado irremediablemente. Este es un texto largo.

Inusualmente largo en este (normalmente) profano lugar. La noche lo merece. No hay prisas. La cruz se irá aligerando conforme avancemos. Créeme. A mi, que no hay dudas de mi imperfecta existencia. No hace falta ponerse místicos aunque Dios lleve casi una semana andando por Sevilla. Ese Dios (que cargan los humanos como cruces) ya cargó la suya y presentó bastante batalla. ¿Vamos nosotros a no luchar? ¿A conformarnos? No. Esta noche, toma tu cruz y sígueme.