Pequeño salto mortal


En el precipicio de las teclas uno se siente bien. Camuflando sentimientos y mostrando el plumero. Queriendo buscar con arena en el cerebro. Celebrando las curvas un día más y no esperando el no. Sabiendo que lo pienso saldrá tarde o temprano por la parte de arriba. Compartiendo estas palabras con mi yo futuro. Dando un pequeño (e imprevisible) salto mortal. Y puede que hacia atrás...

Yo creo que deberías escribir

Estoy convencido de que si me lees puedes escribir. Y bien. Esto, que parece tan complicado y a la vez tan fácil, está hecho para ti. Para que muestres al mundo (grande o pequeño) lo que tienes dentro. Que es mucho y bueno. No te lo quedes para ti y los tuyos. Hazlo universal aporreando teclitas ordenadamente y creando así un pequeño monstruo literario que te atacará o defenderá, según el día en que lo visites. Esto es pura magia. Mientras yo escribo y tu lees, los sentimientos y emociones recorren nuestros cuerpos. Sentimientos quizás distantes o contrarios, pero que se unen en este lugar angosto y escondido de la red. Hazme caso. Pon palabras a tu vida y vive las palabras que quieras ponerle a tu camino. Tu eliges las palabras al igual que eliges tu vida. Puedes seguir permaneciendo en silencio o hacerte oír. Este mundo te necesita. Necesita de tu sonrisa escrita los días malos o de tu ácida crítica los días aparentemente buenos.

Te estoy señalando, ¿Vas a quedarte ahí frente a la pantalla sin hacer nada?