Sin líder a quien adorar

Porque mi patria son sus caderas y sus labios rojos mi bandera. Y mi destino, como siempre, escrito en su mirada. Los territorios libres vuelven. En medio de la Feria de las Naciones que no cambia. Nada raro, porque las naciones siguen igual. La gente sigue muriendo y yo sigo aquí. ¿Esperándote? Pues no. Contigo, mejor. Y con mi nuevo horario anti-madrugones. Cada vez dejo a más gente atrás sin dejar de mirar a mi lado. Con fríos nuevos y los mismos calores. Remangado y enseñando. Sigo sin servir y sin gobernar. Retrocediendo sin dar un paso atrás. Son mis territorios libres de silencios. Son las palabras que se resbalan por la espalda dando al mar.