Chirimiri

Cuanto más se hace, menos queda por hacer.
Crematorio


El domingo me encontré a Iñaki Gabilondo y no supe que decirle. Reconozco que tras tanto tiempo teniéndolo en mal lugar, me dio pena al verlo así. Blanco, viejísimo y débil. Poco quedaba de ese hombre que se puso al frente de las noticias de Cuatro o que luchaba por la audiencia radiofónica matutina. Así que me mantuve callado, tras él en la fila y vigilando sus movimientos con el rabillo del ojo. No sé si la Semana Santa está entre sus gustos. Pero su compañía, Joaquín Petit, también me da mucho coraje, así que los olvidé.
El Madison es otra cosa. Su parquet es diferente. No como el TD Garden, pero un diferente también bueno. Los planos generales del Canal+ Deportes me llevan a su pintura naranja y sus límites azules. No me caen bien los Knicks. No me caen bien los equipos de Nueva York. Tampoco los Celtics. Siento que tengan mis dos pabellones favoritos baloncestísticamente hablando. Noche de playoffs. Carmelo versus Pierce. Casi las tres en el salón de mi casa con Daimiel y sin Montes. La NBA es distinta sin Montes. Tengo el volumen bajito.
Aquí hablo de ti. Lo demás no habla de ti. En este párrafo no es esconde ninguna palabra. Se sientan en corro contigo en medio para que las vayas viendo poco a poco. O de un tirón. Están quietecitas a tu merced. Hablan de ti y de los árboles. Pero sobre todo de ti. De los árboles no hablan casi nada. Dos o tres palabras como mucho de esos troncos y ramas con hojas que caen. Solo eso. Lo demás son letras juntitas formando frases que te hablan y se ordenan para ilusionarte. Si es que pueden o tu las dejas. Bueno, eso. Q.T.A.M.A.C.O.