Calamardo

Me gusta desarmarme arriba tuyo. Me gusta demasiado ensuciarte. Besar tu flor inmediata. Besarte atrás y adelante. Me gusta tanto que me encante que quiero hasta la locura desarmarme en el vaivén de tu cintura y remar sobre tu espalda y naufragarte. Soy tuyo. Con mi mayor convicción soy tuyo. Con toda la fuerza de mi corazón. Que es tuyo. Soy tuyo.

Mientras empañado el cristal sonaba eso, aún me sabías en la boca y te notaba en mis puntos negros. Todavía no me bajaba del coche y me incomodaba un bulto sospechoso en el asiento de atrás. El carey saludaba desde el centro. Donde viajan Maggie y los sueños de los niños pequeños. Te repetía que volásemos y me encogía de alas cuando me hablabas de mi quehacer diario. No sé si me hago viejo o te quiero más los días de lluvia. En que no se quiere nada mas que llegar y hundirse en casa. Ver llover. Cambiarse los calcetines y no coger el telefonillo. Aplastaba mi huella contra tu sien de papel a todo color y me lavaba con lavanda las manos antes de echar la leche encima de la encimera. Comienza el cumple de mi mare. El día de la mujer mundial y una de las Tres Marías.