Mortaja

Siete Dolores. Septenario para rendirle culto a las siete letras de la palabra que a todos nos espera. Juntamos pañales y mortaja, siete contra siete... Así comenzaba un textito de Paco Robles en el comienzo lluvioso de esta cuaresma. Se refería a la Sagrada Mortaja. Hermandad que traigo a mi blog por mi fascinación hacia ella. Por haberla redescubierto bajo los sones de saxofón cigarrero de Membrilla en el Convento de la Paz, por los pósteres morados del año pasado que me dieron en su casa de hermanos, por su patio, por su altar, por su iconografía, por su muñidor de patillas y entradas, por sus 18 ciriales, por su música de capilla, por su recogimiento, por ser su salida el momento más espectacular de la Semana Grande de la más grande ciudad y por tantas cosas que la hacen especial.
Yo no soy (todavía) hermano mortajero. De saber popular es que yo soy de silencio blanco amargo en San Juan de la Palma. Pero me descubro desde hace años en Bustos Tavera ante la Mortaja que a todos nos llegará por mucho actimel que tomemos. Y nos llegará probablemente con los sones de algún trío de música de capilla. Algo parecido al vídeo que os dejo. Preludio oscuro de lo que se nos viene encima en 15 días...