Alguien en algún lugar del algún mundo

Atentos porque puede ser el título con el que los imaginativos creadores de programación televisiva nos sorprendan. Así es, amigos. Los programas donde nos enseñan como viven sevillistas, andaluces, españoles, etc... fuera de nuestras fronteras están de moda. Son simples y efectivos. Pasan un día con el emigrante en cuestión, el cual alaba tanto a la ciudad donde vive como a su tierra, la cual añora profundamente. Personas que un día decidieron coger la maleta e irse a ver que les decía el mundo. La idea no me parece mala, y este post no tiene el objetivo de criticar este tipo de programas, ya que las guerras entre Belén y la Campa se me quedan pequeñas a estas alturas de Angosto.
Mi post viene a proclamar lo que casi siempre viene a proclamar: Que el ver el resto del mundo me hace darme cuenta cada vez más de que esto es lo mejor. ¿Narcisismo repugnante?. Si, lo sé. Y esto lo digo en época de desarraigos (o eso veo yo). Mis hermanos me instan a irme a estudiar fuera y uno que dice que lee esto también tiene intención de hacerlo. No les critico. Pero estoy convencido que no perciben lo que yo percibo. No ven el conglomerado de casas y arte que yo veo en mi entorno. Y eso que yo vivo en el barrio con menos historia y menos arte de la toda mariana ciudad. Pero no me importa. Mi ídolo vivió allí, y yo tengo el deber de permanecer en esas calles hasta que la última nota del Rezaré se escape por Argentina, Tablada, Guadalquivir o alguna comisaría de mucha monta.
Y del anterior párrafo me volví a dar cuenta cuando un vallisoletano afincado en la fumada Amsterdam sonreía mientras en el rótulo de abajo se podía leer: "El cambio climático y la gestión del agua son los temas que más importan a los holandeses". ¿Cómo?. Me importa una hortaliza que vivan diqueados por todas partes. La parafernalia de Al Gore no puede ser la otra preocupación de un país tan magnífico. Estoy muy decepcionado con los naranjas...
PD: Ya se puede comentar. Les invito a ello...