El nazareno inoportuno

Martes Santo en Sevilla. Él ya con la túnica puesta, ella planchando el antifaz y el niño con su abuela merendando. Todo listo aunque el cielo nublado. "Gordo, no vais a salir", dice ella mientras aprieta el esparto. "Con este hermano mayor cualquier cosa puede pasar", responde preocupado. Le da un beso, se pone el capirote y se va. Y ella, con menos vergüenza que un perro en una matanza, coge el móvil y ocurre lo que estás pensando. Llama al amigo de él y cuando están entrando en Campana, aparece el marido. Ella tuvo razón: la hermandad no salió.