El viernes fui a ver mi tía. Hacía años que no la visitaba y aproveché que estaba vestida de fiesta para verla más guapa que nunca. A mi tía la recordaba guapa pero mi imagen de ella era borrosa. No sabía muy bien en que estado la encontraría, y más teniendo en cuenta el lamentable estado en que está en mi mare. Además aproveché para visitar a mis primos en su casa y que me la enseñaran como Dios manda. ¡Y vaya si lo hicieron!
Cogí el tren a eso de las siete junto a dos hermanos y un primo de la costa y me despedí de mi mare mientras avanzaba en el frío vagón por las vías de Santa Justa. Bajé del ferrocarril mientras anochecía y mi tía se arreglaba para una gran noche. Mis primos me llevaron a su lugar de operaciones y me presentaron a más primos míos que no conocía. Tras las presentaciones, algún que otro ajedrez y la cena pakistaní, tomamos el camino mientras canturreábamos pasodobles gaditanos. Y de repente me la encontré. La vi de frente. Llena de luz. Vestida con sus mejores galas y maquillada como si los Oscar se fueran a celebrar en torno a ella. Iluminada por su sonrisa me dio un abrazo y me pidió que pasara adentro. Mi tía estaba guapísima. Casi igual de bella que mi mare, pero infinitamente más pulcra y cuidada que la señora que me ha parío. Pasé la noche junto a ella. Junto a mis primos. Junto a más primos que desconocía pero que me acogieron como si tratara con ellos asiduamente. Me bebí hasta el rebujito que se derramaba en el pecho de mi tía. Canté y bailé como si en propia casa me encontrara. Todo en una noche eskisa que me recordó que tengo que volver a verla más a menudo.
Mi tía me descubrió esas diferencias que tiene con mi mare. Diferencias que le tengo que decir a mi mare en cuanto la vea. Porque mi tía es más abierta, más tolerante, más variada, más barata, más liberal, más mi tía. Aunque mi mare siga siendo mi mare y eso no lo pueda (ni quiera) cambiar. Desde aquí prometo más pronto que tarde volver a ver a mi tía. Volver a Córdoba. Porque a veces uno se tiene que alejar de su mare, de su Sevilla, para darse cuenta de algunos detalles. GRACIAS POR TODO PRIMOS.
Mi tía me descubrió esas diferencias que tiene con mi mare. Diferencias que le tengo que decir a mi mare en cuanto la vea. Porque mi tía es más abierta, más tolerante, más variada, más barata, más liberal, más mi tía. Aunque mi mare siga siendo mi mare y eso no lo pueda (ni quiera) cambiar. Desde aquí prometo más pronto que tarde volver a ver a mi tía. Volver a Córdoba. Porque a veces uno se tiene que alejar de su mare, de su Sevilla, para darse cuenta de algunos detalles. GRACIAS POR TODO PRIMOS.