¿Mi Santo?

Hoy es mi santo. Bueno, eso dice la gente. Los que caen en la cuenta de que antes de mi nombre, también pone Álvaro. Esas seis letras que suenan a una seriedad impropia del que aquí escribe. Tu dices mi nombre de pila y parece que estás llamando a uno muy puesto y elegante. Pero no. Aparezco yo con mi cara de 8a. Es lo que hay. Mi blog ya dice como me llamo. Lo demás son puras formalidades para diferenciarme de mis hermanos y primos.
Aunque no me identifique con San Álvaro de Córdoba, rindo tributo a mi nombre y celebro este día. Porque algún día hay que celebrarlo y mejor ponernos todos de acuerdo: familia, tocallos, kioskera y demás frikis que saben que hoy santifican a los álvaros por un día. Además el tema de recibir de regalos siempre está bien. Es bonito ver que se acuerdan de uno y elegir que comida toca ese día en casa. De momento, yo he recibido algo de dinero y una tarta con el escudo de mi Sevilla Fútbol Club. GRANDE. Ha sido mi muchacha Amparo y se lo agradezco profundamente.
Porque lo de medio pertenecer a una religión tiene sus ventajas e inconvenientes. Tienes que obedecer unas pautas que ponen en unas tablas que salen en una película. Cosa complicailla a veces, sobre todo lo de la mujer de otro y las impurezas. Pero bueno, uno lo intenta a pesar de que los que lo promulgan no lo cumplan del todo. Ese es otro tema. Eso si, tiene sus ventajas. Bautizo, comunión, confirmación, boda, extrema unción y un sinfín de días santorales. Días como el de hoy. En pleno viernes de vigilia anticarnívoro que me he saltado por la gracia de la pringá chorreante. Ole que pringá. Digna de una buena copla de mostrador...