Ocurrencias mías

Os voy a contar una pequeña anécdota que me ocurrió el 30 de Diciembre de 2009 en el baño de caballeros de un bar de la aldea de El Rocío. Ahí va la cosa:
Yo, sentado en retrete de un bar reflexionaba fugazmente sobre la vida y sobre los malditos horarios de autobús que tiene la línea Sevilla-Mataslascañas, creé una comparación graciosa de repente y sin venir a cuento. La comparación dice así: Eres más abusón que un paraguas en una cabalgata. Toma ya. No se como pensando sobre autobuses se me pudo ocurrir semejante belleza lingüística, pero así fue. De pronto enuncíe eso y me eché a reír por mi gran ocurrencia. Terminé mi labor en el servicio y salí a la terraza de dicho bar a proclamar mi invento matutino. Yo sabía que iba a hacer gracia entre el personal allí presente. Lo sabía porque uno, que ya lleva en esto de hacer reír mucho tiempo, ya sabe cuando las cosas hacen gracia o no. No es por dármela de gracioso, pero suelo acertar. Bueno, hizo mucha gracia y todo el mundo alabó mi chistoso cerebro. Un rato más tarde volvió a mi ese tema. Empecé a dialogar conmigo mismo el porqué son tan graciosas las comparaciones entre cosas y su trasfondo. Es un elemento recurrente y seguro para hacer reír a cualquier hora del día. Y bien seleccionada, la comparación puede provocar ataques de risa.
Pero este pos no viene a autoalabarme por mis ocurrencias humorísticas, sino viene a descorrer este trasfondo que ocultan estas comparaciones. Un trasfondo que a mi, crítico de todo, me encanta. La comparación humorística trae a la crítica de la mano. Así. Porque si lo miran bien, lo del paraguas y la cabalgata, es una crítica durísima hacia esos individuos que practican esa burda treta para recoger más caramelos. Y de paso tapar la visión a decenas de espectadores de tan ilusionante carrusel. Yo no fui consciente cuando enuncié esa comparación que lo hacía como crítica a esos que levantan sus paraguas al revés por estas fechas.
Incluso invito al lector de este aburrido texto que pruebe a diseccionar las comparaciones graciosas en busca de la crítica. Por favor, ahonden en esos enunciados y vean a que sector de la sociedad critica la crítica. Otro ejemplo y con esto me despido:
Más lento que el caballo del malo. Evidente. Crítica brutal al guionista de las películas de Western por introducir persecuciones con caballos de distinta potencia física.