Una Constitución Inmaculada

Me gustaría felicitar al esclavo que lleva p´alante este blog por el título de este post. Bueno, hablemos del puente ¿no?. Por supuesto, no caeré en la trampa de hablar sobre la ejemplar lectura de Javier Borderías Villalón. Un chaval demasiado listo que ha buscado magníficamente su minuto de gloria. Yo hablaré sobre mí. Ego y más ego. Contaré lo que me ha acontecido este puente a través de una relato de siete letras basado en hechos reales. Ha sido más o menos así:

Alcohol.


Y a ti, ¿Qué tal te ha ido? Espero que tan bien como a mi.

Por otra parte, quiero contar una pequeña anécdota que me ha sucedido hoy mientras veía un desfile de bandas semanasanteras sentado en la puerta de Filella. Ha sido más o menos así:

Yo, feliz me hallaba en mi silla de plástico viendo a los músicos tocar para mi en la Avda. de la Constitución (curioso nombre), cuando de repente observó que mi admirado alcalde está en recostado en un palco frente a mi posición. Como es evidente, no podía dejar escapar la oportunidad de comentarle mi opinión sobre su gestión al frente de la alcaldía de Sevilla. Por lo tanto, con la educación y con el respeto con el que siempre actúo ante él, me levanté de mi asiento y esperé a que callasen los tambores para decir lo siguiente a viva voz: Gordo ca.... Monteserrín. Vete de Sevilla que eres un cáncer para la ciudad. Que estás más gordo que el muñeco de Michelín. Que comes caliente gracias al sudor de los trabajadores que te han votado, porque yo no voto ni a tu p... madre, pedazo de bastardo. Tras esto, observo que una pareja de la Policía Local se me acerca. Me dicen: Caballero, cálmese por favor. A lo que yo contesto: Lo necesitaba, señor agente, mientras me iba del lugar agarrado por mi hermano.
Yo creo que ha sido un gran puente ¿no?