CH2OH-CH3

O sea, alcohol etílico. Un buen amigo. Un buen aliado. Créanme. Para muestra, un botón. Concretamente, el botón de cualquier vestido de las mujerzuelas que se pasearon la noche del jueves por la Goa. El alcohol hizo estragos a base de tragos. Unió. Conllevó una recomendable soltura, la cual unida al tremendo cambio radical que se observó en algunos especímenes femeninos, hizo que fuera una noche relevante. Así al menos la vi yo. A través de mis cristales empañados por el caldeado ambiente de la discoteca tabladiana. Vi a las mismas personas que veo todos los días de una forma distinta. Repito que no se si fue por el arreglo estético que no acostumbra a pasearse por la tercera planta facultativa. Pero recuerdo a los lectores que detrás de esas reinas por una noche existen personas. También recuerdo que las apariencias engañan, como bien me dijo una de esas reinas. Si, pero las caras no engañan y tu eres muy guapa, contesté en un arrebato de sensibilidad excelente.
Así, que este texto no se si viene a enaltecer la belleza de algunas féminas periolistas o viene a encumbrar (de nuevo) a mi buen amigo Brugal.
Quizás coincidió todo y salió una noche magnífica. De esas de las que todo el mundo rumorea y habla. De esas en la que los protagonistas son los únicos que saben lo que pasó. Y a veces ni eso, porque el CH2OH-CH3 produce lagunas en la mente resacosa de más de uno o una. U olvidamos u queremos olvidar...