La batalla del Charco

Ya que el otro recordaba con un catador de nogales la similitud entre guerra y fútbol, haré la crónica de la enésima guerra futbolística entre mi Triana y Torreblanca. Ahí va:
Domingo por la mañana. El sol azotaba el campo de batalla situado en el Charco de la Pava. Provincia de Triana. Reino de Sevilla. En el albero los ejércitos preparados. Rojinegros trianeros a un lado. Blanquiazules torreblanqueños al otro. Y en medio, tres historiadores amarillentos para impartir la justicia que puedan. Los generales (en la foto, el nuestro) situados en la banda junto a sus tenientes, sanitarios y soldados suplentes. Detrás de ellos, cientos de campesinos aficionados por cada bando. Piernas como espadas. Balones como flechas. Porteros como escudos. Extremos como caballería. La batalla del año iba a empezar de nuevo. Y todo esto con los montaítos a euro y medio y el botellín a 50 céntimos en el ambigú.
El ejército rojinegro atacaba el flanco izquierdo con dureza, pero Torreblanca resistía a base de cañonazos despejando el peligro. Triana lo intentaba por el centro con las armas de destrucción masiva de Javi Chico. El mejor del soldado de la comarca trianera. La batalla llevaba 30 minutos cuando el general Claudio ordenaba lanzar obuses por la derecha. Uno de esos chupinazos cogió desprevenido al ejército azul y se coló por la escuadra del castillo que defendía un guardameta cani vestido de negro. Triana avanzaba hacia la victoria. El general de Torreblanca se desesperaba y protestaba al historiador con violencia. La encarnizada lucha proseguía y los regateados se contaban por decenas. El soldado Javi Chico introducía sus pases entre la defensa enemiga a su antojo y debilitaba la formación torreblanqueña. Pero el descanso llegó. Los dos ejércitos se tomaban un respiro y un montaíto de lomo cada uno.
La segunda parte comenzaba y se veían los vendajes a leguas. El ejército azul salía motivado de las trinchera visitante (en la foto) y atacaba virulentamente al guardián trianero, el cual atajó todos los cañonazos y repelió las ofensivas durante más de un cuarto de hora. El ejército trianero parecía indefenso y el empate podía llegar en cualquier momento, pero un contragolpe de caballería otra vez por el flanco derecho dió lugar a un pase de la muerte que hizo perecer al guardián cani. Los campesinos de Torreblanca no soportaban ver perder a su ejército y atacaron al general trianero y a sus campesinos. Esta pelea se extendió al albero del campo de batalla y el historiador principal tuvo que suspender la batalla por invasión campesina aficionada y por agresión al historiador de línea. Poco después aparecería el ejército azul del Emperador Montserrín para poner orden en los disturbios del campesinado, los cuales utilizaron estacas de corners y demás objetos propios del arte de la guerra.Bueno, ha quedado más o menos bien. Como conclusión me gustaría decir que todo esto volverá a pasar mientras la FAF quiera.

PD: Lo próximo que trataré será mi nuevo amor: la micropoesía de Ajo.