Protagonista

De tanto hablar de cine he terminado encuadrando la vida.
Esto lo dijo Loquillo en una de sus obras de arte rockeadas. Pues a mi me pasa algo parecido. La (ya) cantidad innumerable de films que me he metido entre pecho y espalda me han hecho ver la vida de otra manera. Tengo una manía casi enfermiza por tomarme la vida como una película. Admiro un buen decorado como la plaza Virgen de los Reyes o elogio al diseñador del vestuario cuando subo al C2 de mi alma y de mi corazón (rojiblanco). Alguien dijo en alguna ocasión que todas las películas son trozos de una misma película, incluso las de ciencia ficción. No puedo estar mas de acuerdo. Es más, todas las películas son la misma historia. Se quiera o no se quiera, eso es así.
Este post lo podría convertir en un freak-homenaje con una sucesión de actores y directores dándomela de que se mucho del séptimo arte. Pero no. Vengo a extrapolar el cine a mi vida. O al revés, da igual. Porque la vida de cada uno es una película. Mejor o peor. Yo soy el protagonista de mi vida, o por lo menos intento serlo. Además tengo la suerte de contar con buenos actores de reparto y una excelente banda sonora. Aunque como es evidente, ni mi padre es Vito Corleone ni trabajo (de momento) para el FBI. Mi vida es cine español. Desgraciadamente no tengo elección. Deprimente, subvencionado, terrorífico, humorístico y disparatado cine autóctono. Eso también es así. Entonces me pregunto: Si cuando uno va a morir, por ejemplo en accidente de coche, ve pasar su vida por delante; ¿La última película que vemos es española?. Me escalofrío de solo pensarlo...