El fútbol une

Como dijo Bill Shankly en cierta ocasión, El fútbol no es una cuestión de vida o muerte, sino algo mucho más importante. Quizás con esto se venga a referir a la pasión con la que los seguidores de los equipos emplean cada domingo en la cancha. Pasión que se ha cobrado víctimas mortales gracias a rivalidades absurdas llevadas al extremo. Pero de lo que el fútbol es capaz es de unir. Une en el amor. Une en el odio. Une. Es capaz de sentar en un estadio de fútbol a un rancio conservador déspota y a un activista de Greenpeace. Y lo que resulta más increíble, que se abracen cuando su equipo meta un gol. Fascinante. Esta unión de la que hablo nos ha dejado un ejemplo no común de unión entre personas con contrarios ideales en esta vida. Ha conseguido unir al Obispo de Barcelona y al ex-mandamás de Izquierda Hundida. ¿Cómo?, pensarán ustedes. Pues todo esto lo ha hecho un hombre. Un ser superior dicen algunos. Florentino Perez. 94 millones han tenido la culpa. Y no es que se los haya dado al obispado de la capital catalana y al comisionado zurdo de señor Llamazares, sino que se los ha gastado en traer a un apuesto portugués para que engrose las filas del Real Mandril de cara a la próxima temporada. El dispendio económico en tiempos de vacas flacas ha hecho que alzen la voz tanto las cúpulas religiosas como las cúpulas izquierdosas. Fascinante. Y todo esto lo ha hecho el fútbol. O el dinero. Eso díganmelo ustedes.